El vodka es una de las bebidas alcohólicas más populares del mundo, no solo por su versatilidad en cocteles, sino también por la percepción que muchos tienen de que es una opción “más ligera” o incluso “más saludable” que otras bebidas alcohólicas. Pero, ¿qué hay de cierto en esto?
Un poco de historia: del remedio al coctel
El vodka nació en Europa del Este, principalmente en Rusia y Polonia, durante la Edad Media. En sus orígenes, no se consumía únicamente con fines recreativos: se usaba como remedio medicinal, desinfectante y hasta como base para pócimas. De hecho, en Rusia se le consideraba parte de la dieta diaria y en Polonia se servía en celebraciones religiosas.
Con el paso del tiempo, el vodka se fue refinando y expandió su alcance al mundo entero, llegando a ser una de las bebidas más vendidas globalmente. Hoy, marcas como Smirnoff, Absolut y Grey Goose encabezan las listas de consumo, y la bebida ha pasado de ser vista como un “trago fuerte” a un ingrediente clave en cocteles elegantes y modernos.
Comparación nutricional: vodka vs otras bebidas
Una de las razones por las que el vodka se percibe como una opción más saludable es su contenido calórico y la ausencia de carbohidratos cuando se toma solo.
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Vodka (40% alcohol, 1.5 oz/44 ml): ~96 calorías, 0 carbohidratos, 0 azúcares.
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Whisky (40% alcohol, 1.5 oz): ~105 calorías, 0 carbohidratos, pero con más compuestos que pueden afectar la resaca.
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Vino tinto (150 ml): ~125 calorías, 4 g de carbohidratos, además de antioxidantes naturales (resveratrol).
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Cerveza (355 ml): ~150 calorías, 13 g de carbohidratos.
El vodka, cuando se toma solo o con mezcladores bajos en calorías (agua mineral, soda), es uno de los destilados con menos calorías por porción. A diferencia de la cerveza y el vino, no aporta carbohidratos ni azúcares, lo que lo hace popular entre quienes buscan cuidar su figura o seguir dietas bajas en carbohidratos.
¿El vodka es realmente “fit”?
Aquí entra el debate. Muchos lo llaman la bebida “fit” del alcohol, especialmente cuando se prepara en cocteles ligeros como el Vodka Soda (mezcla de vodka con agua mineral y un toque de limón), que apenas ronda las 100 calorías por vaso.
Sin embargo, hay que aclarar algunos mitos:
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Mito 1: El vodka no engorda.
Falso. Como todo alcohol, el exceso se convierte en calorías extra. La diferencia es que es más fácil controlar su aporte calórico si se bebe solo o con mezcladores simples. -
Mito 2: Es mejor para la salud que otras bebidas.
Depende. El vino, por ejemplo, contiene antioxidantes beneficiosos, mientras que el vodka no. Sin embargo, el vodka genera menos resaca que bebidas con más congéneres (como whisky o ron oscuro). -
Mito 3: Es ideal para dietas.
Verdad a medias. Puede ser una opción más ligera dentro de las bebidas alcohólicas, pero sigue aportando calorías vacías sin nutrientes.
¿Quién lo consume más?
Estadísticamente, el vodka tiene gran popularidad en jóvenes adultos entre 18 y 35 años, sobre todo porque es fácil de mezclar en fiestas y cocteles accesibles. En EE. UU., encabeza las ventas de destilados desde hace más de una década, mientras que en Rusia y Polonia sigue siendo un símbolo cultural.
En México, aunque el tequila y el mezcal llevan la delantera, el vodka se ha posicionado como la bebida preferida de la Generación Z y millennials, quienes suelen buscar cocteles bajos en calorías o bebidas listas para tomar (RTD).
El vodka puede considerarse una de las bebidas alcohólicas más ligeras en calorías y carbohidratos, lo que le da cierta fama de “fit”. No obstante, como cualquier alcohol, su consumo debe ser moderado y consciente. Su versatilidad en cocteles y su perfil neutro lo convierten en el favorito de quienes buscan disfrutar sin excesos y con un estilo de vida más balanceado.
Así que, si en tu próxima reunión quieres brindar con algo más ligero, un Vodka Soda o un Moscow Mule pueden ser la mejor opción: frescos, versátiles y sin tantas calorías como una cerveza o un cóctel azucarado.
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