¿Sabes cuál es la botella más antigua del mundo?

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Valeria Angel |

Desde banquetes imperiales hasta bodegas olvidadas por siglos, el vino ha sido testigo silencioso de la historia humana. En sus botellas se guarda más que solo bebida: se conservan momentos, civilizaciones y secretos del pasado. Pero… ¿Sabías que existe una botella de vino que ha sobrevivido más de 1,600 años? Prepárate para conocer las botellas de vino históricas más asombrosas y el fascinante mundo del vino más antiguo del mundo.

El vino más antiguo del mundo

En 1867, unos arqueólogos alemanes desenterraron una tumba romana cerca de la ciudad de Speyer, en Alemania. Dentro encontraron una ampolla sellada de vidrio, protegida por cera y contenida en una urna de piedra. Esta botella de aspecto amarillento y con dos asas decorativas aún tenía líquido dentro: ¡vino romano!

Hoy conocida como la Botella de Vino de Speyer o “Römerwein”, esta reliquia se estima que data del año 325 d.C., lo que la convierte en la botella de vino más antigua del mundo que aún contiene líquido. Se encuentra en exhibición permanente en el Museo Histórico del Palatinado en Speyer, Alemania y nunca ha sido abierta, por temor a que el vino se oxide y desaparezca para siempre su misterioso contenido.

Vinos rescatados del fondo del mar 

La historia del vino también ha navegado los mares literalmente. En 2010, un equipo de buceo encontró en el mar Báltico un naufragio con más de 160 botellas de champán del siglo XIX, perfectamente conservadas en el fondo del océano por más de 170 años. El frío, la oscuridad y la presión marina crearon un entorno ideal para su conservación.

Algunas de esas botellas pertenecían a las casas Veuve Clicquot y Juglar, una marca extinta. Al ser abiertas, los expertos describieron aromas a trufas, miel y cuero, notas que solo el tiempo podría crear. Este hallazgo disparó una ola de interés por los “vinos submarinos” y abrió nuevas discusiones sobre el envejecimiento perfecto del vino.

Botellas centenarias que aún se venden (a precios imposibles)

Aunque suene increíble, hay botellas de vino históricas que aún pueden ser compradas… si tienes el presupuesto. Te compartimos algunos ejemplos:

Château Lafite Rothschild 1787: una botella atribuida a Thomas Jefferson (sí, el expresidente de EE. UU.), vendida en subasta por más de $150,000 dólares.

Tokaji Eszencia 1700s: vino húngaro de postre ultra dulce, considerado uno de los más longevos y valiosos del mundo.

Madeira 1795 Terrantez: un vino fortificado portugués que ha demostrado resistir el paso de los siglos con gracia.

¿Y lo más interesante? Muchos de estos vinos aún son bebibles, gracias a su alto contenido de azúcar, alcohol o acidez, que funcionan como conservantes naturales.

¿Qué hace que un vino dure tanto?

No todos los vinos están hechos para la eternidad. La gran mayoría debe consumirse en los primeros 5 años, pero hay factores clave que permiten a algunos convertirse en leyendas líquidas:

Alta acidez: como en los vinos blancos Riesling o en los espumosos.

Contenido de azúcar: como los vinos de postre Tokaji o Sauternes.

Tanicidad y estructura: fundamental en vinos tintos como el Cabernet Sauvignon o el Nebbiolo.

Almacenamiento adecuado: temperatura constante, oscuridad y posición horizontal.

El vino, como el tiempo, no perdona errores. Pero cuando se cuida como arte, puede sobrevivir siglos.

Más allá de su valor monetario, estos vinos antiguos son puentes hacia el pasado. Nos permiten entender cómo se vivía, qué se cultivaba y cómo se celebraba. Cada botella antigua es una cápsula del tiempo líquida que guarda un sorbo de historia.

Así que la próxima vez que descorches una botella, piensa en esto: tal vez no sea del año 325 d.C., pero está hecha con la misma pasión, paciencia y reverencia por el tiempo.

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