Un brindis por la historia
La Revolución Mexicana (1910–1920) no sólo marcó un antes y un después en la historia política y social de México, sino también en sus tradiciones, costumbres y, por supuesto, en lo que se bebía. Aquellos años turbulentos vieron cómo los destilados y fermentados más tradicionales del país acompañaban tanto las trincheras como las cantinas rurales, convirtiéndose en símbolos de coraje, resistencia y celebración popular. Hoy, en Vinos y Licores, queremos celebrar esa herencia con nuestra colección “Botellas para celebrar la Revolución Mexicana”, pero primero, viajemos juntos al pasado para conocer qué bebidas animaron a los revolucionarios.
El pulque: la bebida ancestral de los magueyes
Una de las bebidas más emblemáticas durante la Revolución fue el pulque, un fermentado de la savia del maguey. Con raíces prehispánicas, el pulque era una bebida muy consumida en poblaciones rurales y tenía una graduación alcohólica modesta, lo que lo hacía ideal para acompañar el ritmo de vida campesino.
Durante los años revolucionarios, el pulque era omnipresente en las tabernas y tinacales (espacios de producción), y su consumo estaba ligado tanto a la sociabilidad de las clases populares como a la cultura agraria. Al brindar con pulque, muchos campesinos y soldados encontraban no solo consuelo, sino la fortaleza física y moral para continuar su lucha.
Mezcal y tequila: el fuego del agave
Junto al pulque, otros destilados de agave como el mezcal y el tequila cobraron gran relevancia. El mezcal, en particular, formaba parte de la vida diaria de muchas comunidades rurales. Se elaboraba en palenques tradicionales, con hornos de tierra y fermentación natural.
Aunque el tequila no era tan dominante como hoy, ya se producía en Jalisco y otras regiones, y durante la Revolución se consolidó como una bebida muy popular entre los pobladores y soldados. De hecho, tras el conflicto, el tequila ganó aún más arraigo como símbolo nacional: según fuentes de época, ese sentimiento de identidad y orgullo impulsó su consumo.
En medio de las campañas revolucionarias y las cantinas de pueblo, un trago de mezcal o tequila se convirtió en aliado de quienes buscaban valor o camaradería. Algunos líderes incluso favorecían estas bebidas para levantar la moral de sus tropas.
Café de olla, tepache y otras bebidas cotidianas
No todo era alcohol fuerte: el café de olla también tiene su lugar en esta historia. Se trataba de una bebida reconfortante preparada en ollas de barro, con café, canela y piloncillo. Durante la Revolución, era común entre las adelitas –las mujeres combatientes– y los soldados para mantenerse despiertos y dar calor en las noches.
Otra bebida tradicional era el tepache, fermentado de piña o maíz, con bajo contenido alcohólico. Aunque más asociado a celebraciones populares, también era parte del inventario líquido de muchas comunidades.
Brindis revolucionarios y legado en botellas
La mezcla de estas bebidas: pulque, mezcal, tequila, café de olla y otras más ligeras, creó un paisaje de sabores que acompañó la Revolución. No se trataba sólo de emborracharse: para muchos, beber era un acto de solidaridad, de identidad, de resistencia.
Hoy, en Vinos y Licores, honramos esa historia con nuestra colección “Botellas para celebrar la Revolución Mexicana”. Cada botella es más que un licor: es un símbolo de nuestra historia, una forma de brindar no solo por el presente, sino por el pasado valiente de México.
Te invitamos a explorar la colección y elegir tu trago revolucionario, visita la colección: Botellas para celebrar la Revolución Mexicana