La guía definitiva para disfrutarlo como un experto
El mezcal es mucho más que una bebida alcohólica: es un símbolo de México, un destilado lleno de historia, tradición y cultura que ha trascendido generaciones. Reconocido como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, su origen se remonta a épocas prehispánicas, cuando los pueblos indígenas fermentaban el agave para rituales sagrados. Con la llegada de los españoles y la introducción de la destilación, nació lo que hoy conocemos como mezcal.
A diferencia de otras bebidas, el mezcal no se toma de cualquier forma. Su riqueza sensorial merece atención y un ritual que le haga justicia. La pregunta que muchos se hacen es: ¿con qué se toma el mezcal? Aquí te lo contamos.
La forma tradicional de tomar mezcal
En México, el mezcal se toma derecho y en sorbos pequeños, nunca de un solo trago. Lo ideal es servirlo en una copita de veladora o en jícaras (recipientes hechos de calabaza seca) que permiten apreciar sus aromas y sabores.
La tradición dicta tres pasos:
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Observar: apreciar el color y la viscosidad.
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Oler: acercar suavemente la nariz y detectar notas ahumadas, herbales, frutales o florales.
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Probar: beber en sorbos cortos y dejar que el sabor invada el paladar.
Un dicho popular en Oaxaca asegura: “El mezcal se toma besando, no mordiendo”.
¿Con qué acompañar el mezcal?
El mezcal puede disfrutarse solo, pero también existen maridajes tradicionales y modernos que realzan su sabor:
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Con naranja y sal de gusano: la forma más típica. La acidez de la naranja y el toque ahumado y picante de la sal equilibran la intensidad del mezcal.
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Con frutas tropicales: como piña, mango o guayaba, que suavizan el ahumado.
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Con chocolate o cacao: el amargor y dulzor natural del cacao resaltan las notas tostadas y terrosas.
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Con quesos añejos o de cabra: contrastes ideales para mezcales jóvenes o reposados.
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Con insectos comestibles (chapulines, chicatanas): tradición ancestral que se mantiene viva en comunidades mezcaleras.
Coctelería con mezcal
Aunque los puristas prefieren el mezcal solo, la coctelería moderna lo ha convertido en protagonista de tragos creativos. Algunos de los más populares son:
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Mezcalita de Jamaica: preparada con infusión de jamaica, jugo de limón y un toque de agave. Refrescante y con el ahumado característico.
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Negroni de Mezcal: sustituyendo la ginebra por mezcal, logra un cóctel sofisticado.
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Paloma con mezcal: variante del clásico tequila con toronja, pero con un giro ahumado.
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Smoky Margarita: margarita reinventada con mezcal en lugar de tequila.
¿Qué mezcal elegir para tu experiencia?
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Mezcal Señorío Joven 750ml: ideal para quienes buscan un mezcal joven, fresco y con notas intensas de agave y humo. Perfecto para cocteles o para iniciar en el mundo mezcalero.
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Mezcal Alipus San Juan Del Rio: elaborado de manera artesanal en Oaxaca, con agaves cultivados en suelos rojos que aportan un perfil frutal y especiado.
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Mezcal 400 Conejos Reposado: una de las marcas más icónicas, suave y equilibrado, perfecto para beberse solo.
Cada botella es un reflejo del lugar donde se produce: desde los valles de Oaxaca hasta las montañas de Durango, cada sorbo cuenta una historia.
Curiosidades que te harán amar el mezcal
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La palabra mezcal proviene del náhuatl mexcalli, que significa “maguey cocido”.
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Se elabora con más de 40 variedades de agave, a diferencia del tequila, que solo permite el agave azul.
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Oaxaca produce más del 70% del mezcal de México, pero también se elabora en Puebla, Durango, Guerrero, San Luis Potosí y Zacatecas.
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Existe un dicho popular: “Para todo mal, mezcal; para todo bien, también”.
El mezcal es una bebida que se disfruta con calma, respeto y orgullo. Ya sea solo, con sal de gusano, acompañado de chocolate o en un cóctel moderno, cada trago conecta con la historia y el alma de México.
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